La figura de nuestro Padre es primordial desde la mirada de las Constelaciones familiares para poder tomar todo lo que simboliza a nivel simbólico, arquetípico y energético. Nuestro padre nos faculta a poder llevar a cabo todo aquello que deseamos manifestar en nuestras vidas desde el rigor, la concreción, la disciplina, el centramiento y el impulso necesario para poder dar forma y continuidad a todo proyecto de Vida que deseemos manifestar. Podemos hablar de proyectos de índole sentimental al desear que nuestras relaciones maduren y se vayan tranformando de forma positiva y consciente a lo largo del tiempo. Podemos hablar de proyectos de índole familiar al desear crear la propia familia en la que tomo la responsabilidad de dar y transmitir los valores y esquemas necesarios que hagan que esta se mantenga sólida y unida. Podemos hablar de proyectos de vida, sociales, laborales, económicos, en los que desarrollo las habilidades necesarias para que mi proyecto pueda crecer, evolucionar y transformarse de forma positiva en el tiempo.
En todos estos factores, la figura de nuestra padre, como arquetipo principal de nuestra fuerza masculina es primordial. Es necesario haber tenido un padre que nos haya transmitido los valores que consideramos necesarios para poder abordar y afrontar con éxito cualquier reto o propósito en la vida?. Por supuesto que no. Cada uno de nosotros tuvo y tiene el mejor Padre que la vida pudiera haberle proporcionado para encarar su misión en este plano como ser humano. Lo que si es necesario es que tomemos de forma incondicional la Vida que nuestro Padre nos regaló asi como nos la dió y asi como sucedió todo entre el y nosotros.
De igual forma tomamos su imagen y su energia de forma incondicional en nuestro corazón para que toda ella se transforme en verdadera fuerza que haga posible cualquier reto propuesto. Nuestro padre nos faculta a poder vivir en sociedad y a poder realizar nuestro propósito o misión personal. Sin su fuerza no será posible encarar aquello para lo que hemos encarnado en este plano.
Marcos Lezo
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